
Más que una sensación física, se trata de un sentimiento emocional tan individual como colectivo. Los días históricos se están sucediendo en el calendario que apenas dejan espacio, días, que no vayan más allá de una concatenación de rutina vital y diaria. Estamos cansados de vivir días históricos.
Histórico fue los atentados del 11S de 2001. No menos históricas fueron sus consecuencias cuando sirvieron como excusa para meternos por la puerta de atrás en una guerra mediante una gran mentira. Histórico fue el trauma colectivo que provocó los también históricos atentados de 11M de 2004.
El matrimonio igualitario, el final de ETA, fueron hitos históricos. También aquella crisis económica financiera de 2008, cuyas consecuencias creímos que servirían para terminar con el sistema capitalista, y que solo sirvió para precarizar aún más el estado del bienestar. Histórico fue la revolución de los indignados del 15M de 2011, con la que muchos proponían una nueva forma de hacer política desde el desapego y malestar,voy que tras aquel tsunami político y social de las elecciones europeas de 2014 y municipales de 2015, pronto hicieron suyos esos mismos modos y formas de aquella vieja política que había que censurar.
Histórica fue la abdicación del ahora mal llamado rey emérito en 2014, la defenestración de Pedro Sánchez y su resurgir, la primera moción de censura que se gana en el parlamento, y el acuerdo del primer Gobierno de coalición tras las elecciones de 2019 en las que la extrema derecha se hace partido e irrumpe en las instituciones.
También la pandemia del COVID tras la que creímos que íbamos a salir mejores, con sus trágicas consecuencias como históricas, pero no salimos mejores en ningún sentido, sobre todo cuando supimos como algunos políticos y adláteres la conceptuaron como oportunidad para enriquecerse.
Histórica y casi cómica propia de película de berlanga, fue la dimisión de un Presidente de un partido por denunciar la corrupción de unas de sus compañeras líder autonómica del partido.
Aunque lamentablemente para muchos electorales, no es histórica el enésimo cisma en la izquierda, en este caso, entre Sumar y Podemos.
Histórica y espectacular, salvo para los residentes que aun sufren las consecuencias económicas y sociales, fue la erupción volcánica en la Isla La Palma de 2021. Histórica y muy trágica la DANA que asoló gran parte de la Comunidad Valenciana.
El por ahora último día histórico, ha sido el 29 de mayo de 2025, el del apagón eléctrico. El día en el que nos fuimos al cero eléctrico. Y el país, a modo de películas de serie B, estuvimos más de doce horas a oscuras. Muy poco después que a un Papa se le enterrara acompañado dentro y fuera de su propia institución por los mismos que nunca hicieron caso de sus palabras.
Aunque para otros la elección del nuevo Papa puede que sea histórica, por razones obvias, no encontramos motivos para así considerarlo.
De lo que no servirá para cansarnos ni para dejar de expresar decepción, desilusión, desengaño y frustración que nos provoca, los que creímos en aquellos que iban a cambiar las cosas y tan pronto como pudieron solo cambiaron ellos olvidándose lo prometido.
Así que cansados, muy cansados ya de los días históricos. Algunos necesitamos un poco de por favor.
Puño en Alto